Un triángulo legendario se puede trazar en el Oceáno Atlántico si unimos con una línea recta las islas Bermudas, Puerto Rico y Fort Lauderdale. Esta zona siempre ha sido un misterio sobre el que se hacen múltiples especulaciones que van desde lo científico hasta lo más paranormal. Aunque son muchas las teorías que tratan de esclarecer este secreto aún no se ha conseguido resolver el misterio.
Este lugar, llamado también Triángulo del Diablo o Limbo de los Perdidos ha sido y es testigo de fenómenos sin explicación que han recorrido el mundo. A lo largo de los años, se han ido produciendo informes que detallaban la desaparición misteriosa de personas, navíos y aeroplaneos al adentrarse en esta zona cargada de mitos y leyendas.
Las explicaciones más abundantes apuntan a los pequeños huracanes formados sobre la zona; sin embargo, se llegó a creer que en el fondo del triángulo vivían pulpos y calamarares gigantes que, con sus tentáculos, cogían los barcos y los hundían.
Este lugar tiene la peculiaridad de tener una variación magnética nula, lo que puede generar una diferencia de unos 10º de compás. La cuál si no es tenida en cuenta cuando se proviene de otras zonas en las que sí se debe aplicar la corrección de aguja, puede provocar un tremendo error. Un despiste de este tipo puede llevar a un patrón sin experiencia a arrecifes imprevistos, dejando los restos del desastre a merced de la fuerte y turbulenta corriente del golfo que puede hacer desaparecer las huellas en pocos días. Esto se debe a la existencia de un microclima extremadamente variable y difícil de pronosticar con certeza, donde las tormentas se desarrollan de manera inesperada con alto componente eléctrico y acompañadas de un fuerte oleaje.
También se han visto afectadas algunas aeronaves por el fuerte campo electromagnético, siendo problamente éste el motivo por el cual varios pilotos y patrones afirmaron qus sus instrumentos respondían de manera errónea, la brújulas se volvían locas y los más modernos aparatos de navegación no respondían. Cristóbal Colón ya hacía referencia a cuerpos extraños vistos en la zona, como luces en el horizonte durante sus viajes por el mar Caribe.
El misterio se inicia a mediados del siglo XIX y desde entonces un total de más de cincuenta barcos y veinte aviones han desaparecido en el triángulo. Uno de los casos más famosos es del vuelo 19.Cinco bombarderos estadounidenses tipo torpedo abandonaron Fort Lauderdale el 5 de diciembre de 1945, en un vuelo de entrenamiento rutinario con buenas condiciones meteorológicas. Y nunca regresaron. Y tampoco volvió el hidroavión que se envió a buscarlos.
Muchas son las teorías que existen al respecto, y algunas de ellas, rozan la ficción. Por una parte, científicos que aseguran que la mayoría de las desapariciones han tenido lugar fuera de los límetes del tríangulo y que la ausencia de cuerpos, aviones y barcos se debe a la gran profundidad de las aguas; por otro lado, hay quienes alegan la existencia de un campo electromagnético. Otras teorías van más allá, se alejan de la realidad y aseguran que las desapariciones de deben a una base extraterrestre en el triángulo, a la posiblidad de un agujero espacial temporal o a la legendaria y antigua civilización de la Atlántida, sepultada bajo el mar, con tectnología mucho más avanzada que la nuestra y de la que ya Platón nos avisó de sus existencia en algunos de sus escritos.

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